martes, 20 de julio de 2010

Llegada a Tosta Rica

¿Cómo empezar...? Sólo han pasado 3 días y ya han ocurrido mil cosas diferentes.
Supongo que lo lógico es empezar por el principio; así que preparaos para una larga lectura.
El principio no comienza a las 8:00 un sábado 17 de julio saliendo de Alcañiz con destino Madrid. Ni a las 12:00 embarcando la maleta en Barajas hacia Tosta Rica. Tampoco cuando paso 12 horas en el avión con destino México, acompañada por unas madrileñas que pasarán 20 días de vacaciones en este país. Ni a las 22:00 (hora mexicana, las 21:00 hora costaricense) cuando cojo el avión a San José (San Josep para los valencianos) y conozco a mi primer costaricense, quien me avisa de que en Cartago ( lo que será mi nueva ciudad) hace frío (sí, frío, unos 20ºC, me dijo!).



Creo que empieza cuando pongo el primer pie fuera del aeropuerto. Algo de nervios, claro, pero el cansancio parece que los disimulaban y suavizaba el sentimiento de miedo.
El clima es muy húmedo. Son la 1:00 de la mañana, así que en España las 9:00. Largo viaje. No importa, ya estoy aquí.
¿Y ahora qué? Ahora busca al taxista que te lleve hacia el hostal que previamente has reservado. Resulta muy extraño escuchar hablar español, después de tan largo viaje parace mentira que te entiendan en tu idioma y que tu entiendas sin ningún problema todo lo que dicen los ticos.
*Apunte: TICOS es como se les llama aquí a los costaricenses (o costarisenses), por su costumbre de acabar todo en tico.
Encuentro a mi taxista, menos mal que está permitido fumar en su "carro" porque después de tropecientas horas de viaje me apetecía fumarme el cigarro entero.
Hablo con él, le pregunto. Quería saberlo todo. Así que en el corto trayecto de unos 10 min. exprimo toda la información que deja que le saque.
Una vez llego al hostal me dan la llave de la habitación y las buenas noches. Me tumbo en la cama (con las sábanas húmedas por el clima), hago un zapping por curiosidad de saber cómo es la TV aquí y muero.

martes, 21 de julio de 2009

Conociendo la terreta.

Despierto. Domingo 18 de julio. Alajuela.

Será tarde, pues estaba cansada del viaje y me daba la impresión haberme recuperado de éste. Miro la hora, las 9:00. Qué pronto! Intento dormir y no hay manera con ese follón de personas hablando en inglés de fondo [y aún el nervio de no saber bien que iba a pasar con mi vida en las próximas horas/días]. Salgo pensando que el desayuno se había acabado, pero no era así, seguía llevando el horario mexicano, así que era una hora menos.
Allí entre tanto “gringo” estadounidense se encontraba un Tico y un Nica (*Apunte: NICA dícese de la persona nicaraguense). Mientras me sirvo en el plato un poco de gallo pinto (arroz con frijoles) y café bien caliente (de momento no es recomendable beber agua hasta acostumbrar al cuerpo debido a posibles reacciones secundarias con defecaciones acuosas). Entablo conversación con dichos nuevos amigos. Me comentan que son guías de los gringos, que van a colaborar con un hospital aquí en Tosta Rica, y hablamos un poco sobre el mundial y Sabina.
Buscamos un mapa y me recomiendan tantos sitios que necesito ir a mi habitación para coger un boli (*Apunte: aquí se dice lapicero) y papel para no olvidar ni medio. Son muy simpáticos. Nos despedimos. Me ducho. Cambio euros a colones costaricenses (1€ aprox 660 colones) y me voy en taxi hacia la estación de buses para tomar mi autobús a San José. Taxi=1200 colones, autobús de Alajuela a S.José = 400 colones. El autobús dura unos 30 minutos y el paisaje es muy parecido a Monegros; pero al verés.
Allí he quedado con mi amigo granadino Álvaro, a quien aún no conozco pero se encuentra en la misma situación que yo: Españoles callejeros viajeros en Tosta Rica. Él ha llegado un día antes que yo, y rezo porque aparezca en el parque de La Merced.
Nada más llegar me da un poco de miedo, imaginad la escena: yo cargada con maleta y mochila y con una cara de pardilla que era imposible disimular entre tanto tico loquitico.
Aquella plaza parecia la versión cutre de la del Pilar. Por las palomas, digo.
Menos mal que el paisano de Los Planetas no tarda en aparecer. Lo reconozco por lo típico del cotilleo en el facebook, y al pobre no paro de hablarle por lo típico de: ¡qué ganas tenía de hablar después de tanto tiempo callada! Vamos a San Pedro, una pedanía, o barrio, o lo que sea; de S.José. Casa Yoses se llama ese lugar, muy chulo; un jardín, unas hamacas y gente muy agradable. 13 $ la noche. 7500 colones. Desayuno e impuestos incluido. http://www.casayoses.com/






Para romper el hielo nos vamos a un bar a conocer la bebida de aquí: CERVEZA IMPERIAL. No contentos con eso conocemos un par de cervezas más y nos pedimos de comer patacones(*Apunte: Plátanos aplastados con salsa de frijoles) y flauta de pollo con zarrios y movidas, ya me entiendes.









Me compro una tarjeta de móvil en un centro comercial al lado de la plaza de la Hispanidad y seguimos la ruta turística de bares.
Los chicos NO son negros, y las chicas llevan uñas largas pintadas de cosas muy cutres.
La gente es simpática, siempre responden de forma educada y con una sonrisa, siguiendo a tu “muchas gracias, muy amable” un “mucho gusto” o “pura vida”. Te dan ganas de preguntar todo el tiempo sólo por oírles decir eso.
Los autobuses urbanos valen 200 colones y tienen un detector en la puerta, así que si quieres preguntar algo debes hacerlo gritando desde fuera si no quieres que te cobren (como nos pasó a nosotros, seremos pardillos...). Lo de los autobuses es increíble, no tienes que esperar ni 5 minutos, siempre hay autobuses hacia todas partes. Ah! Y la puerta delantera no la cierran, así que te puedes subir en cualquier semáforo o cuando el autobús esté parado.











Preguntamos a unos policías que se estaban hinchando a doritos dónde paraba “Calle la amargura” y nos dan todas las explicaciones. Prepárate que viene curva: dosientos metros hasia la derecha, siga tres cuadras hasia arriba y ande hasta la bomba que hase esquina (*Apunte: BOMBA no es la canción del verano, son las gasolineras). No tienen direcciones los muy bastardos, se ve que con alguna iglesia, un par de nombres y Norte y Sur se apañan, increíble. ¡ Lo más sorprendente es que dicen que las cartas llegan!
Nos aconsejan que tengamos cuidado, que es una zona que se aleja un poco del centro. (No sé a qué viene tanto escándalo, aquello era más tranquilo que andar por el puente de Cervantes a las 3 de la tarde).
Llegamos a un antro muy…. auténtico, esa es la palabra. Todo de madera, bastante reventado. Sin puerta en el baño de los tíos y todo lleno de ticos. Nos pedimos nuestra última Imperial y nos lanzamos a la piscina con el ron. Eso sí, con poco hielo, no sea que nos defequemos.
En todos los bares de beber se puede pedir de comer, aquí la gente en cualquier bar a cualquier hora se piede un plato de lo que más le plazca.
Mi hermano me contaba que en Perú la gente se emborrachaba en el bar y se quedaba dormida. La gente de allí me recordó a lo que yo imaginaba cuando mi hermano me contaba eso.
Nos vamos a “La California”, por donde nos han dicho que hay un bar que mola: el Latino Rock. Serían las 18:00 de un domingo y aquello parecía un sábado por la noche. El portero nos registra y nos pide el pasaporte; y 200 colones para entrar. Había un concierto de un batería y un guitarra que menos mal no tardaron mucho en acabar (lo que nos costó bebernos medio ron-cola) y pusieron un par de canciones de Manson. Álvaro pensó que sería interesante cambiar de sitio y buscar algo de salsa; pero como no lo encontramos y ya era de noche (aquí anochece durante todo el año sobre las 17:30-18:00) nos metimos en el bar “Reventados”, que digo yo, qué nombre más apropiado!
Había un futbolín y yo me empeñé en jugar, así que pregunto a la pareja de detrás si se apuntaban. Chicas contra chicos; ganamos nosotras. Nos bebemos una Pilsen o dos más y conversamos con nuestros nuevos amigos: Lucrecia y Paulo. Decidimos cambiar de sitio y nos llevan en coche hacia una discoteca: La avispa. En el trayecto Lu nos aconseja que no vayamos por la noche por San José andando. Bueno saberlo.
Llegamos a la disco y más de lo mismo: seguridad registrando y pidiendo pasaporte. Nos pedimos una birra y Lu nos presenta a sus amigas. Muy simpáticas, por cierto.
No tardamos mucho en darnos cuenta que era una discoteca de gays y lesbianas. Fue algo muy curioso; imagina un hombre bailando sus mejores pasos de salsa mientras se restriega con otro de su mismo sexo. Muy guapo. Álvaro estaba cansado (y acojonado!) así que cogimos un taxi y nos fuimos a Casa Yoses. Regateando le bajamos de 2500 colones a 2000. El beso que me pedía el taxista a cambio no se lo dí, claro.
En el hostal empezamos a hablar con el de recepción; chico joven de pelo más o menos largo y bigote. ¿Cómo se llamaba? Marcelo. Un chico muy bohemio, tranquilo, de aquí. Guapísimo.
Hablamos con él durante más de una hora y fumamos de su pipa de buenas noches.

martes, 22 de julio de 2008

Visita a Cartago

Joder, vaya follón. ¿Esta gente no puede hacer más escándalo?! Miro la hora, las 7:00. No puede ser cierto. Los compañeros de litera entran y salen por la puerta como quien está en una discoteca. Ya me han caído mal. A eso súmale el cambio de horario, en España serían las 15:00; buena hora para levantarse.

Álvaro y yo vamos a desayunar, hay cereales, leche, café, tostadas y mermelada. Así que al lío.
En eso aparece un tiarraco que se jode la perra. Extranjero. Resulta que era uno de los que dormía en nuestra habitación, ya me caen menos mal.
Viene otro también y hablamos con ellos. Entre ellos hablaban inglés, pero resulta que estos saben hablar algo de español. Uno es alemán (de padre español) y otro estadounidense (de exnovia colombiana). Son muy simpáticos y nos cuentan que están aquí para dos semanas haciendo algo de cooperación con las tortugas y con una escuela.
Luego se van y Álvaro y yo tomamos (*Apunte: No decir COGER porque significa otra cosa) el autobús para Cartago.
Estando en la parada pasa uno y no para. Nos quedamos extrañados y preguntamos a un hombre que estaba esperando. Nos dice que hay que avisar al autobús levantando una mano para que se pare. Así que el próximo no se nos escapa. No recuerdo bien el precio, pero no llegaba a 1 euro.
Cartago está a unos 20 Km. de San José, aunque el autobús tarda como unos 40 minutos.
El paisaje es precioso, se trata de montañas altas altas y verdes verdes, mucha vegetación. Muy nublado también. Tan nublado que no se llega a divisar el volcán Irazu.

No dejan de haber casas durante todo el recorrido.
Llegamos a Cartago, lo primero que se ve es un cementerio supergrande, debe ser porque no los entierran unos encima de otros (aún no he ido a verlo pero es lo que me han comentado). Las lápidas son muy blancas, un blanco Neutrex futura que no sé cómo lograrán mantener. Y parece que se intuyen mayormente figuras de ángeles en ellas.
Preguntamos dónde bajar para ir al TEC (Instituto Tecnológico de Tosta Rica) y nos perdemos varias veces hasta llegar a éste (dos cuadras hasia la derecha, 300 metros hasia la izquierda...).
Cartago es chiva (*Apunte: chiva es guay, si dices guay no te entienden; una putada teniendo en cuenta lo que lo digo yo!). Imaginaba que Cartago iba a ser feo. Pero no, es más auténtico que San José, me gusta más. Es como cuando llegas a Valencia y estudias en Alcoy; que Valencia es supuestamente más bonita, pero Alcoy tiene mucho más encanto. Así que se puede decir que estoy viviendo en mi Alcoy tropical.



Llegamos a la uni (o como dicen aquí, a la U) y buscamos el despacho para que nos firmen el "Arrival Certificate". Ahí es cuando conocemos a la famosa Paula Ulloa y a Esteban. Con quien tantos emails he intercambiado. Nos presentan a casi todas las personas de los despachos de ese pasillo, y les falta el aire para presentarnos a la U entera.

¡Qué alegría! Esteban me dice que SÍ que tienen alojamiento para mí, una faena menos. Además, según he comprobado más tarde, es difícil encontrar un sitio amueblado.

Vamos a conocer mi nuevo hogar. La entrada funciona con tarjeta, pero realmente no funciona. Llamamos a La Trini para que nos abra, una máquina de tía. Pequeñica y con más salero que Patrick Swayze en Dirty Dancing. Me enseñan mi humilde morada; llena de verjas y alambres. Aquí muchas viviendas están igual, por seguridad, se ve. Rompe un poco el encanto del conjunto; pero la casita es preciosa. Tiene dos habitaciones, un baño y un comedor-cocina. Más tarde me enteraré de que compartiré piso con un chico español, el que ahora mismo está durmiendo detrás de la pared que se encuentra enfrente. De Alzira tenía que ser, ara si que me las pegat!!





Después hacemos una rápida visita mientras intentamos localizar el sitio para tomar el bus de vuelta a San José, ya que no me había traído mis maletas pensando que no tenía alojamiento. Vemos la basílica de nuestra señora de los ángeles, que es muy grande y bonita. Allí cada 2 de Agosto hay una peregrinación y acuden personas desde diferentes países. Para que se hagan una idea; Tosta Rica tiene unos 4 millones de hab. y ese día vienen más de un millón, de hecho ya están montando cosas para el Gran Evento.

Después nos tropezamos con unas ruinas preciosas también, muy bien conservadas.

Nos montamos en el autobús para S. José y quedamos con nuestros amigos ticos que nos han invitado a almorzar (*Apunte: almorzar no es almorzar, es comer).

Vamos al super y compramos lo necesario para cocinar una sopa azteca, típica de México (tienen bastante influencia mexicana en cuanto a comida se refiere). Esto es: queso, tortillas y sopa de tortillas (no las que conocemos en España de huevos, sino las tortitas de harina de maíz con las que se hacen las fajitas). El último ingrediente que falta lo compramos en un puesto por la calle, ya que sale más barato: aguacates. 7 aguacates por 1000c. (1,5 euros). Y nos regalan uno más por nuestra cara bonita.

Vamos a casa de Lu, y Paulo se encarga de preparar todo (más o menos) mientras ella nos enseña en su comedor los pasos básicos de salsa.



Después volvemos a nuestro hostal y nos hacemos (un poco más) amigos de los guiris de nuestra habitación. Hablan un inglés que a mi me parece chino, porque entiendo lo mismo. Al principio no pronuncio ni “hello” por vergüenza (imagina hablar con americanos utilizando mi inglés-aragonés), pero luego me entra la necesidad de hablar y le pillo el gusto.

Preguntamos al de recepción y acabamos cenando en “Nuestra Tierra” con ellos.



Una bonita velada, si señor. Lástima que ahora que nos hemos conocido ellos se van a sus respectivos lugares (a las 5 de la mañana). Y como la confianza da asco, y cuanto más primo más me arrimo (ni t’arrimes), avisados quedan de que si hacen escándalo se la liamos.

Esa noche dormimos como lo que no somos, unos angelicos.

lunes, 23 de julio de 2007

Gracias...

Ya tengo una nueva forma de ver las cosas.



Me voy a un volcán o a una playa. Lo decidimos en San José.
Pasen un buen fin de semana!

miércoles, 26 de julio de 2006

Enamorada (Parte I)

Me gustaría continuar este blog contando lo que me ocurre de forma cronológica, pero creo que esta vez haré una excepción.
Enamorada. Así es, no se froten los ojos porque han leído bien.
He vuelto a Cartago enamorada (madre, bájese las manos de la cabeza y continúe leyendo).
Tiene nombre, se llama Montezuma. La aventura comienza el viernes, más bien tarde que temprano. Pero el día comenzó temprano.
Mi nuevo compañero de piso José y yo desayunamos los productos adquiridos el día de antes en el mercado: aguacate ,papaya y mamón chino, y el café que no falte; así empezamos el día con más energía.
Vamos a la U sobre las 11:00, tal y como quedamos con Esteban; para que nos muestre nuestras escuelas y los sitios de interés del campus. Qué raro, Esteban JUSTO en ese momento no está, así que nos sentamos en el sofá color crema que da tanto calor mientras Alejandra nos habla sobre el día de la virgen del 2 de Agosto y le pedimos nos informe sobre alguna playa para visitar ese mismo fin de semana. Por fin aparece Esteban, con su pantalón largo y camiseta de manga corta para intentar cubrir sus múltiples tatuajes corporales. Me da un mapa de Tosta Rica y empezamos la ruta turística.
Nos enseña dónde está reprografía, los bancos, el edificio de la biblioteca, la parada del bus a S.José, la Soda (*Apunte: una soda es una cafetería, bar o restaurante; aunque aún no sé muy bien la diferencia ni porque unas son sodas y otras no), y lo más importante, el edificio de Ingeniería en Materiales. Me enseña más bien poco porque aún están de vacaciones, y no hay ni cristo. Miento, cristo sí, ese está en todas partes, con la devoción que hay por aquí.
Cotilleo un poco el laboratorio (lo típico: un poco de taladradora, extrusionadora, lijadora…) y a la salida Esteban me presenta al chico tico de mantenimiento mientras nos fumamos un cigarrillo Viceroy (600 colones).
Paseamos por la U, viendo el lago, los árboles… En una de esas hasta vemos una ardilla, qué salada! En mitad del recorrido tropezamos con un hombrecillo con un carro, y Esteban se acerca a él mientras nos dice: quieren un “raspao”? Me acerco a ver lo que era eso; el hombrecillo tenía un bloque de hielo que rascaba con un zarrio metálico e iba poniendo en un vaso de plástico. Luego le derrama por encima un líquido rosa fucsia de una botella de plástico y le pone leche condensada por encima. Un cisco, vaya. (Hoy lo he probado por primera vez, y la experiencia no ha resultado realmente positiva).
Volvemos a casa y nos preparamos la mochila mientras hablo por el “celular” con Álvaro, que está en la capital. Nos dice que su amiga tica está mala, así que el plan volcán se descarta por unanimidad; los españolitos queríamos playa. Biquini en la mochila como vestimenta oficial, además de una serie de productos “por si acaso” en el neceser (por si hay mosquitos, por si me pican, por si me cago, por si no me cago…).
Cambiamos euros por colones, y más que hubiéramos cambiado, porque en nuestra primera excursión no hemos escatimado en recursos. Como unos señoritos, aixó ho pague jo. Resulta que el tico que me cambia es muy bonico, así que le sonrío mucho y le hablo con ese salero que tengo cuando quiero.
Autobús para San José. Bajada en el barrio San Pedro, en los Yoses, para recoger a Álvaro, que sigue en el hostal mientras busca alojamiento. Llegamos y no está, pero no tardará en venir, así que mientras aprovechamos y preguntamos a la chica de recepción a qué playa ir (ya que teníamos que coger un bus y aún no sabíamos hacia a donde hacerlo). “Punta arenas es la más cercana, pero a mí no me gusta. Es muy turística y no tiene nada. Podrían ir hacia esta zona, está mucho más linda. Agarren un ferri (no de la familia de Amparo, sino de transporte acuático) y enseguidita llegan. Les aconsejo Santa Teresa, Mal País, Pochote, tambor, MonteZuma… Todas están muy bonitas.” Vale va, vamos a Montezuma mismo, que parece (repito,parece) cerquica. Llega Álvaro y yo no sé cómo tarda tanto en hacerse una mochila para ir a la playa. Seguro que se está arreglando el pelo, aunque no sé para qué, si con esta humedad siempre lo lleva hecho un desastre. Le meto presión y nos vamos en taxi a la estación de buses. Aquí muchas veces vale la pena coger un taxi, ya que son muy baratos y seguros (aunque por el día no hay problema alguno). Ya estamos en la estación del barrio CocaCola; y somos tan listos que no nos hemos molestado en mirar los horarios. Estaba claro, no hay bus directo. Eso quiere decir que tenemos dos opciones: ir hasta Punta Arena y de ahí coger el ferri, o ir hacia otro sitio (imaginad con el mapa comprobando si las próximas salidas de los buses tenían por destino un lugar con mar). Decidido, como maña que soy me había encabezonado con Montezuma y Montezuma. Y no sabía ni porqué (y qué gran acierto!).
Cambiamos de estación, dame 3 para Punta Arenas. Esperamos haciendo cola sentados, porque cuando se llena el bus tienes que esperar al siguiente, y mientras nos comemos unas especie de empanadas (que hacen muy buenas, por cierto) que llevan pollo, cómo no, y salsa de frijoles, cómo no. Dejo que los señores se sienten juntos en el bus para que vayan pillando confianza (se habían conocido en el hostal hacía menos de una hora), y yo me siento en la otra parte del pasillo al lado de un tico que estaba más o menos de buen año. Llevaba una perillica, grandes mofletes y uñas largas. –Hola. –Qué tal? – Cuanto dura el bus? - 2 horas, si no pasa nada.
¿Cómo que si no pasa nada? Axó que vol dir? Me explica que ha venido por la mañana a San José y había un camión cisterna que se había salido de la carretera, así que a lo mejor habría que dar rodeo. Joder, rodeo dice. No sé si me atrevería yo a llamar rodeo a esa barbaridad. En efecto, dos horas se convierten en cuatro por la gracia de dios. Menos mal que el tío es muy simpático y hablamos durante casi todo el trayecto. Yo creo que tenía vida para hacer ameno tres rodeos más. Antony (que no Antonio, ojo), un chico de 31 años que tenía ya 3 hijos. El primero a los 20. De padre mujeriego y madre de paradero desconocido cuando el cumplió 15. Trabajó en la construcción, en un quebradero, en subasta de ganado, taxista y de momento autobusero haciendo papeles para cambiarse a camionero.
Llegamos a las 8:30 pm, sin la esperanza de que haya ferri tan tarde, decidimos que lo mejor será quedarnos en un hostal cerca del puerto y madrugar al día siguiente. Taxi! Llévanos al ferri. (Antony me había aconsejado que como era de noche mejor coger taxi).
Le preguntamos al taxista y nos asegura que el ferri que sale va para MonteZuma. Compramos los billetes y nos montamos. Estando allí nos entra la duda de si el destino de dicho ferri era Montezuma, y nos dicen que “casi”; es Paquera. El ferri dura una hora, así que a las 10 de la noche ya no hay bus hacia Montezuma. El hombre del bar escucha nuestra conversación y aprovecha para decirnos que conoce a un taxista que nos podría llevar. Hablo con él. Nos dice que la maría suele marcar unos 29.000 colones (*Apunte: María, taxímetro donde marca lo que cuesta el trayecto). Pensamos en las posibilidades y nos son muchas, así que escogemos la opción más cara, y más segura.

miércoles, 27 de julio de 2005

Para los que piden fotos....

Bueno, os dejo un adelanto con documentación gráfica para ir abriendo apetito....

Billetes de San José a Punta Arenas.



Sentados en la estación de bus esperando.




Playa Montezuma









Un mono muy mono...



Yo muy extresada.



Cataratas de Montezuma.





Álvaro cogiendo su primer coco (verde).







Vuelta a la cascada que no habíamos encontrado.





Otras cascadas.




Me parece suficiente para que os hagais una idea :)

Pura Vida.

jueves, 29 de julio de 2004

Enamorada (Parte II)

En capítulos anteriores…

No sé si es por mis habituales cambios de humor, por posibles efectos premenstruales o por la inseguridad ante la posibilidad de dormir al aire libre; pero durante un largo rato mi simpatía brilla por su ausencia.
Mis nuevos compañeros (creo) se sorprenden al conocer mi mal carácter.

Mierda de bar de ferri. Nos pedimos algo para llenar el vacío interior y nos sentimos estafados por la bazofia que nos han servido.
Mientras, planteamos la opción del taxi traduciendo los dólares a colones, los colones a euros, los euros a pesetas... Comparamos los pros y los contras de tomar o no dicho taxi: es mucho más barato tomar el bus al día siguiente, pero… hay sitio para hospedarse en Paquera? Lo dudo. (Demasiado tarde para encontrar hospedaje en un pueblo de menos de 5000 habitantes).
Y sí, viva la aventura y todo lo que quieras, pero después de haber tenido alguna que otra experiencia en cajeros y suelos a la entrada de aeropuertos optaba por la opción más segura. Además, acabábamos de empezar el viaje, así que con perras chufletes.
Nos recoge el taxista nada más llegar. Se ve que encontrar un taxi a esas horas es tarea difícil, ya que en 10 metros hay 5 personas que le preguntan si está libre. Realmente hemos tenido suerte de haber contactado con él, ya que es un sitio bastante apartado de la misma ciudad.
Por una hora de viaje nos pide 29 mil colones, al final regateamos a 27 mil.
La verdad que aquí las carreteras están bastante bien, mil veces mejor de lo que imaginaba antes de llegar a Tosta Rica. Fue en ese momento cuando me dí cuenta de que no: Virgencica del Pilar, qué carreteras!! ¿Cómo carreteras? Aquello no servía ni como camino de cabras…
El camino al principio está asfaltado con miles de boquetes por todas partes que el conductor intenta evitar “manejando” en zig-zag casi todo el recorrido. Luego es de tierra, imaginen los hoyos provocados por el temporal de lluvias en el que nos encontramos ahora.
Curvas extremadamente cerradas y cuestas infernales donde el carro parecía que iba a abandonarnos de un momento a otro y nos iba a dejar tirados en mitad de aquel parque, de noche. Menos mal que hay luna llena y por lo menos la oscuridad del cielo no es tan cerrada. Me encanta. Me encanta un montón y no paro de decirlo durante todo el tiempo. ¡Qué auténtico!
Conversamos con el tío durante todo el trayecto. Nos pregunta si nos gusta tomar y fumar. Explica que únicamente hay un bar en MonteFuma, muy bacilón, pero que a él no le gusta mucho la música que ponen, porque sólo sabe bailar salsa y merengue y lo que suena ahora no sabe cómo bailarlo. Además ahora está “pansón” y las chicas ya no le quieren, pero antes no se le resistía ninguna.
Llegamos y hay un follón en la calle impresionante, ahí justo en la puerta del único bar (Chico’s bar). Nos deja en un hostal, a ver si hay sitio. Las 11 de la noche un viernes. Me meto por el primer sitio que veo, un estrecho pasillo, oscuro, más mierda que el palo de un gallinero.
Escucho a unos chicos por la parte de arriba, así que subo y les pregunto mientras el taxista nos espera. Son de EEUU, o de Canadá, no lo recuerdo. La muchacha no para de gritar y agitar su cámara diciendo: “Look what i killed in the bathroom!”. Sí, la chica acababa de matar una tarántula en el baño. Lo que yo te diga, aquello era la Casa de la Tía Paca. Les explico con mi aragóninglis nuestra situación y nos muestran una puerta donde en teoría están los dueños; pero ahí no aparece ni el espíritu santo (la gente es muy Pura Vida, ya saben). Nos despedimos muy agradecidos de los muchachos, que han mostrado gran interés en ayudarnos.
El taxista nos lleva a otro hostal que nos avisó era más caro. Llegamos y, menos mal, hay señales de vida humana. ¿Cuánto vale? 7500 Colones por persona (en la Casa de la Tía Paca valía 4000 c.) Me cago en 5 ó 6 euros más. Dame habitación, por favor!! Nos dan una habitación para nosotros tres, así que perfecto. Está bastante limpio y tiene baño, así que por fin todo sale bien.
Vámonos al bar, me muero de sed, quiero una Imperial. El pensamiento fue colectivo; casi sin necesidad de hablarlo entre nosotros lo vemos claro. Al Chico’s bar.

Continuará....
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