Me da la impresión que fue ayer cuando ponía el pie en Tosta Rica, y resulta que el sábado ya cumplía mi tercera semana aquí. En el país más feliz del mundo (o al menos eso dicen).
Perdonen este paréntesis, pero como no tengo mucho que hacer, hago muchos planes y siempre acabo liada. Ahora, ya he vuelto :)
Primer fin de semana de Agosto del Dosmildiez.
En fin, estaba meditando si ese fin de semana empezó viernes o fue jueves. Pero en realidad empezó el miércoles.
Miércoles 28 de Julio. Cartago.
Me levanto pronto, a las 7:00. No por amor al arte sino porque es mi segundo día de clases aquí en el TEC. Como buena española llego diez minutos tarde; incluso algo más porque no encuentro el aula y tengo que ir a preguntar a Galina (directora de materiales, la tía más seca de Tosta Rica).
Parece que al resto de la clase le ha sucedido lo mismo, así que a parte del profesor (al que le llaman "mono" por su parecido con dicho animal) sólo están dos chicos. Uno de ellos Tapón, quien será mi primer amigo de clase.
Pero dejo para otro capítulo las experiencias en la U; hoy me centraré en el largo y católico fin de semana.
Me llama Álvaro al celular y me avisa de que los arquiTECtos se manifiestan hoy en Cartago (les han robado ordenadores y demás material escolar). Después de un rato manifestándose, la cosa se empieza a volver empalagosa ("dígame usted que se siente al tener azúcar para el café"), así que decidimos echarnos unas Imperiales para cambiar de sabor (serían las 4:00 pm). Por supuesto, en "La Marita", más conocido como La Cueva. A dos cuadras de casa.
Hacemos nuevos amigos, y cuando empezamos a cansarnos de ellos Álvaro sugiere cambiarnos de mesa; con los chicos de su clase. Entre ellos hay un chico bastante guapo, así que apoyo su idea y nos cambiamos de campo (*Apunte: campo es sito).
Mientras vamos hablando, vamos bebiendo. Y cuanto más bebemos, más hablamos.
Nuestros nuevos amigos nos gustan, y creo que también les gustamos a ellos. Al fin y al cabo somos españoles y todos sienten curiosidad por nosotros.
Aparece Tapón. Y más tarde los demás "compas" de clase, aunque tampoco les presto demasiada atención, ya que estamos muy inmersos en la conversación con los amigos que estudian en Chepe ( *Apunte: Chepe es como Pepe, de ahí que se le denomine así a San Jose).
Seguimos tomando birras con la Promo de 2x 1500c. En una de esas Tapón me invita a un chupito de tequila; cuando miro a la barra me sorprendo por el tamaño, ya que es casi el doble que un chupito español.
Cuando José acaba sus clases también se deja caer por La Cueva, y aunque le sacamos bastante ventaja, en seguida se pone manos a la obra y consigue adaptarse rápidamente al entorno.
Le presentamos a Olman (el chico de Limón), a Melania (o Memita) y a Diego (el chico guapo); y continuamos hablando todos entusiasmadamente preguntando cómo se dice qué palabra en el país del otro o cuáles son las comidas típicas; mientras aseguramos que unos cocinaremos para los otros algún día.
La música que suena SIEMPRE en La Cueva es reggae. Ponen el volumen tan elevado que se oye desde mi casita. Por eso estamos durante todo el tiempo en la terraza.
Serán ya como las 10:00 pm y los arquitectos se van a San José. Nos quedamos José, Diego, Tapón y yo. A mi me da la impresión de que ya no queda nadie, pero dentro está el ambiente bastante caldeado. Le echo los perros a Diego (*Apunte: echar los perros es tirar los trastos) antes de que se vaya y parece ser que no cuela. Así que la Maria Jesús se alegra cuando se lo cuento. Duramos un rato más José, Tapón y yo; pagamos la cuenta y casi tengo que empeñar el reloj de oro y mis joyas para saldarla. Luego intentamos encontrar el camino a casa entre los tres, menos mal que sólo hay unos metros y lo logramos conseguir con bastante agilidad.
Jueves 29 de Julio. Cartago.
Despertamos con goma (*Apunte: dícese goma a la resaca) y me voy a clase de laboratorio de la fundición. José se ha ido a San José, así que estoy solitica. Hablo con Álvaro por el facebook y comentamos la opción de hacernos compañía mutua; así que tomo el bus con destino San José, no sin antes quedar con Memita en San Pedro. El autobus que sale del TEC está tan lleno que los que no cabemos nos intentamos acoplar cual tetris en el pasillo. Llego a San Pedro y espero durante más de media hora; así que al final consigo ponerme en contacto con Álvaro (ya que aún no tenía celular tico) y tomo un taxi para su casa; dirección: al lado de la U, cerca de la casita que tiene hierba en la fachada. Cuando voy hacia los taxis casí no me doy cuenta y cojo un pirata (*Apunte: pirata es un taxi que no es taxi, sin maría, y que cobra más); pero al final cojo uno bueno. Lo maneja un mae negro, de Panamá dice, David. Antes de montar le pregunto el precio para saber por donde van los tiros, y me dice 2000 colones. Después de unos metros me doy cuenta de que no ha encendido la maría, y creo que me la quiere pegar; al final el tío es simpático y me cobra 1500; según me entero después muy barato.
Llego a casa del granadino y al rato aparece Memita con Olman. Mientras Álvaro prepara pasta, las chicas nos vamos a por unas Imperiales. Cenamos y felicitamos a Álvaro por la cenica. Hablamos durante un largo rato y nos vamos a dar una vuelta. Tardamos en decidirnos y por fin vamos a Reventados; donde tomamos un tubo de birra.
Nos ponen también un cubo con hielos, que yo me niego a tocar. Olman se echa mucho hielo y yo lo miro mal. Después de un par de vasos la cerveza se calienta, así que me resigno y me uno al club de Olman: mi primera cerveza con hielo.
Estamos ahí durante un rato hablando; y también bailando, porque aunque no baile nadie y no sea un sitio de bailar; aquí en cualquier lugar se hace. Eso es así. Luego echamos unos futbolines y un mae nos pega una paliza jugando el solo contra los españoles y la tica.
Llevamos a Álvaro a casa y me voy a la de los ticos, que me preparan con mucho amor la cama mientras calientan en el micro puré de papa y algo más.
Viernes 30 de Julio. San José.
Las 10:30... Récord!! Qué tuanis, me he despertado tardísimo. Olman prepara pechuga y lechuga para almorzar (Memita y Rommel se sorprenden por la ausencia de arroz y frijoles, lo cual agradezco). A las 2:00 pm los ticos tienen reunión en la U; así que voy a casa de Álvaro a tomarme un café.
Después vamos todos a un bar de un hotel muy bonito donde hay un tio tocando la guitarra.
Hoy hay fiesta de arquitectura, así que tiene buena pinta. Hay que esperar a que Rommel, que es el encargado de la vara (*Apunte: vara es cosa, movida) , venga a por nosotros en carro; y llueve un montón. Viene José de clases en Cartago. Tanto rato esperando empezamos a peder el ánimo, y los nervios. Al final aparece y nos metemos siete en el carro. Llegamos a aquel lugar, y resulta ser un sitio precioso. Según nos comentaron o entendí era un colegio privado donde el padre de Rommel tenía algo que ver. Era un jardín con su casetica muy cuca, adornada con luces. Por supuesto no podía faltar una barra y un puesto de HotDogs. Diego pone la música, y los demás las ganas de perreo.
Al principio me encuentro un poco fuera de lugar, estamos mojados por la lluvia y cansados de esperar. Además, estos ticos bailan tan bien que da vergüeza compartir la misma pista de baile. Definitivamente, no bailo ni aunque me arranquen el brazo. Así que, como siempre, los tres españoles tenemos ubicado nuestro hueco en la barra. Nos hinchamos a birras. Tomamos gelatina con alcohol (por cierto, vaya marranada). Toman tequila, pero yo paso - Déjate, ya tuve bastante el miércoles!- Y es ahora cuando empieza el baile. Soy la artista de la pista, sobre todo porque ya queda poca gente y el punto de vista de todos ha cambiado de forma radical. Engancho a Olman por banda y no lo suelto. Me encanta como baila, tiene una gracia que no la tiene ningún otro. Se nota que es de Limón, aunque (aún) no he estado allí, pero imagino que todos bailan así.
Van pasando las horas entre conversaciones con gente nueva, birras, bailes y cigarros; hasta que sólo quedamos nosotros. Es tarde, y la chica de los perritos calientes hace rato que se fue. Así que nos vamos a "La muerta de hambre". (Por la calle ya se ve toda la gente que hace la peregrinación hacia Cartago, por la Virgen de los Ángeles). Comemos no recuerdo bien qué y nos vamos a casa de Olman y Memita; donde nos dejamos caer en los colchones que encontramos y nos damos las buenas noches mientras está empezando a amanecer.