martes, 13 de septiembre de 1994

De cañas en Cañas (Parte II).

Sábado 7 de Agosto. Cañas, Guanacaste.





Me despierta el sonido del celular. A duras penas abro los ojos e intento reconocer dónde estoy. En la pantalla aparece el nombre de Tapón. Me dice que me vaya vistiendo y preparando para comer e irnos de excursión.
Me ducho y conozco a los abuelos de Tapón. En verdad el mote de Tapón le viene de su abuelo, así que me hace gran ilusión conocer al Tapón original.
Su abuela está preparando algo en la cocina que huele realmente rico. Después de un rato aparece Tapón y almuerzo con toda su familia. ¡Qué rico!! Me encanta... qué carne tan tiernecica y sabrosa!! En eso Tapón me dice: sabes que es? Lengua de res.
Así que me acabo el plato pero no tan agusto como me lo había empezado.



Momento de decisión: Playa o volcán? Volcán. Pasamos a buscar a Pepe y Tito como una hora más tarde de lo acordado (costumbres ticas, ya saben).
Vamos dirección hacia el volcán Arenal, bordeando el lago; pero por el camino me doy cuenta de que lo menos importante es cómo sea de bonito el volcán, sino que lo más cojonudo era el paisaje.










De verdad estoy gozando de contemplar semejante naturaleza. Casi dan ganas de llorar de lo bonito que es. No paro de repetirles: Hijos de puta... Vivís en un paraíso....
Paramos a descansar un poco y a echar una birra que nos ayude a pasar mejor la goma.
Aprovecho y llamo a mis padres para darles envidia.










A Tito no le ha sentado demasiado bien la birra, y las curvas tampoco ayudan; así que Tapón tiene que parar el carro para que el chico eche lo que lleva dentro.
Aquí son tan Pura Vida que el carro lo paran en medio de la carretera, le ponen los cuatro intermitentes y se ponen de charreta tan tranquilos. Hasta Pepe se sube a un árbol y empieza a coger guayabas, que por cierto, no me gustan nada.





Hemos tenido suerte y se ha despejado, así que podemos ver el Arenal. Este volcán está activo, así que dicen que cuando hay suerte por la noche se puede ver la lava.







Tapón me compra mi primer agua de pipa, que es un coco verde donde te ponen una pajita y te bebes lo que hay dentro. Cuando te lo acabas lo rompes como puedes contra el suelo y te comes lo de dentro. Está rico.











Por la noche vamos un rato al Superestar y luego a otro bar que se llama Mi oficina, pero nada que ver con la noche anterior...

Al día siguiente desayunamos pinto con huevos y nos vamos a Cartago.
Y por hoy no escribo más que me da pereza.

Pura vida.
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